La terapia con perros: una opción en el asilo Gressbur trabaja con perros en las terapias con adultos mayores. El objetivo es que los abuelitos liberen sus energías mientras se entretienen compartiendo con las mascotas. María Rodríguez, de 85 años, no se imaginó que dos perros labradores (retriever) le darían varias sensaciones de amor, dulzura y miedo, en menos de 10 minutos. Esta experiencia la vivió, junto a sus compañeras, en el Hogar de Ancianos Corazón de María, ubicado en la av. de La Prensa en la capital. Rodríguez perdió la vista hace tres años por causa de una retinopatía diabética, desde entonces sonríe muy poco. “Es la amargada del grupo”, dice Carmela Pérez (74). Rodríguez repite, casi gritando, cada una de las letras de su nombre cuando alguien se le acerca. “Maaaaaríaaaaaaa. Así me llamo”, dice, frunciendo el ceño. Juan Carlos Cantor y Andrea Albán, integrantes del grupo Gressbur, trabajan con los perros Samuel y Lucy ya ocho años. El fin, cuenta Albán, es que los abuelitos liberen sus tensiones y energías negativas con estas mascotas. Cantor decide acercar a su perro de 2 años a Rodríguez . La desconfianza de la abuelita desaparece de a poco. “Mire qué locura, es suavecito, tiene orejas y rabo, ¡Uy qué lindo!”, repite, una que otra vez. Entonces el hielo se rompe entre el terapeuta y el adulto mayor. Las historias vienen solas. “Yo tenía un perrito, igual a este pero negro, lindo”, comenta. Estos dos jóvenes, de 27 y 29 años, encontraron en los perros el mejor aliado para sus terapias. “A los abuelitos les gusta que les escuches, y ellos solo con rozar a los perros se sienten felices y aliviados”, cuenta Cantor, quien inició estas terapias en Colombia. La terapia de contacto es una de las etapas del proceso que toma entre 45 minutos. “Porque los animalitos se cansan, y no se pueden inyectar con todas las energías negativas de la gente”, cuenta Albán. En este tiempo, ellos se pasean con los perros por cada pasadizo del Hogar de Ancianos, motivando a que los abuelitos los acaricien. “Cuando te acercas al perro y lo acaricias los latidos de tu corazón bajan, tu frecuencia cardíaca queda en cero, aquí es cuando sueltas las energías negativas que las toma el animal”, dice Albán. ‘Bernardita’ Castellano (87), al principio siente miedo. “Me va a morder, quítelo, quítelo”, dice. Entonces Albán toma la mano de Castellano, y despacio la pasa por el lomo del animal. “Se siente rico”, comenta a su compañera de mesa, Rosa Márquez (71 años), quien también lo topa. “Qué gordo, como un chancho”, susurra. A su paso por las salas del centro dejan sonrisas y felicidad en los adultos mayores. Incluso, Teresa de Jesús Paz (74 años), a quien sus compañeras tildan de “arisca”, se acerca a compartir con los animales. Antes, Samuel y Lucy realizaron acrobacias, mostraron su agilidad canina y obediencia. “Esa es la primera etapa”, dice Albán. Los chicos enfatizan que este tipo de terapia no solamente se puede realizar en los asilos sino también en la casa. Ellos sugieren que es importante que les regalen a los abuelitos un perro, porque les estimulas, “ellos sienten una responsabilidad”. El labrador o basset hound, según los jóvenes, son ideales para los adultos mayores. “Porque son cariñosos y obedientes”, afirma Cando. Terapia de relajación Los chicos del grupo Gressbur entrenan todos los fines de semana en el parque Metropolitano. Ellos permanecen en la zona para perros, desde las 08:30 hasta las 12:30 (solo fines de semana). En la agrupación están más de 20 chicos, de edades comprendidas entre 20 y 35 años. Cada uno tienen uno o dos perros. El grupo asimismo, se encarga de entrenar a las mascotas. Tienen en mente realizar terapias asistidas en las cárceles del país. Ellos visitarán los reclusorios del país en este año.
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